La Bella rescató a la Bestia quien no era el Príncipe si no Ella
La obra re-imagina el personaje del cuento de hadas La Bella y la Bestia y realinea el género desde la perspectiva de un doblaje donde la Bella es la Bestia, intentando arrancar la historia de las manos del autor (masculino/sistema patriarcal), para recapturarla y redefinirla. En La Bella Era la Bestia imágenes electrónicas narran una poética paralela, del deseo de ‘Ella’ de tener presencia singular y única. Los dispositivos tecnológicos visibles como parte de la escenografía sirven como portales entre múltiples realidades, donde se alude a otros espacios tanto utópicos como distópicos. ‘Ella’ manipula el entorno que la rodea, busca el dominio de su vida, arreglando y desarreglando el escenario para definir modos de ser: quién es, cómo es en los espacios que crea y luego habita. La obra analiza específicamente la identidad de la actriz como mujer "mayor" en su sexta década; lo familiar y lo desconocido están entrelazados, el significado es sugerido por la síntesis de actuación en vivo, imagen y sonido sin indicar una lectura cerrada.
ADVERTENCIA: apto para 17+, tema de violencia de género, lenguaje fuerte.
Concepto, libreto e interpretación: Ana Sánchez Colberg
Dirección: Miguel Vando
Escenografía: Ana Gabriela Webb
Vestuario: María de Azúa
Diseño de Luces: Luis Fernando Rivera
Diseño de Sonido y música en vivo: Gabriel Rivera Vázquez
Diseño de Video y Proyección: Milton Cordero (M Cordero Designs, para Vision. A I.R-E)